"Invocación" de Kelley Armstrong

Invocación, Kelley Armstrong, ed. Marlow, 2010.

Chloe tiene quince años y es una muchacha normal tirando a borde. Su madre murió cuando era pequeña, su padre está siempre de viaje y es su tía la que se ocupa de ella. Un día que parece completamente normal le suceden tres primeras veces:
1. Se tiñe el pelo.
2. Le viene la regla.
3. Ve a un fantasma.
Y no es el fantasma de un chico guapo, precisamente. Sino el fantasma de un tipo con la cara quemada. Como no es muy normal que las adolescentes vean fantasmas, la internan para que descanse en la "Residencia Doyle". Allí conocerá a otros adolescentes problemáticos, internados por episodios de violencia o una extraña fascinación por el fuego, ganará amistades y odios, luchará contra esas visiones y no, no se enamorará de nadie. Bastante tiene con luchar para evitar volverse loca y aceptar que puede levantar a los muertos de sus tumbas. Naturalmente la residencia es más de lo que a primera vista parece, los chicos son más especiales que problemáticos y la novela me gustó bastante más de lo que esperaba.

Porque, la verdad, vi esta portada y pensé "una más". Otra de esas novelas sacadas a la sombra de los vampiros brillantes y que los comerciales intentan vender como una novela que gustará a las lectoras a las que les gusta las novelas que se sacan para lectoras que les gustaban las aventuras saltarinas de los chupasangres. ¿Por qué me la lei? Bueno, me gusta darle una oportunidad a casi todo (paso de darle una oportunidad a autopsias en vivo y el puenting). Así que decidí la pille prestada unos días de la librería y sentado en el rincón de leer me dispusé a ver qué me encontraba entre sus páginas rezando porque no fuera muy noña.

Pues sorpresa. Y agradable. Lo que me encuentro es una novela de terror. Simpática, agradable, con ritmo, elegante, divertida. Y, por momento, terrorífica. Chloe ve fantasmas. Y no le gusta. Y piensa que se está volviendo loca. Hay escenas que se acercan al género del terror siguiendo sus pautas más evidentes (subterráneos y altillos, cuerpos que se mueven en la oscuridad, voces, etc.), un par de guiños al maestro King (especialmente en el prólogo), personajes que me gustaron porque no gustan. Me explico, no son los habituales personajes carismáticos con los que los autores nutren una novela para que los lectores se identifiquen. Aquí los personajes son unos bordes, son desagradables, desconfían unos de otros y el lector desconfía de todos. Incluso con la protagonista, que aunque me cae bien, piensas que le iría mejor si aflojara un poco en su relación con los demás. Y aunque por lo que he leído todo el mundo odia a Tori, pues a mi me cae bien. Es mucho más de lo que parece a primera vista.Y, claro, entre la locura, las malas relaciones que se establecen con un par de sus compañeros, las reticencias con los otros, la desaparición de la chica con la que se llevaba bien, la medicación y las voces de los fantasmas y todo eso, pues nada que poco tiempo tiene para enamorarse de algún chico guapo, misterioso y callado.

Es una novela sin romance o, por lo menos yo no se lo encuentro. En otras reseñas se hace hincapié en este punto, pero no me lo parece. ¿Qué dos adolescentes hablan? Sí, pero la intención no es el ligue, sino estudiarse y, si puede ser, manipularse. Sólo se insinúa un ligero deseo hacia el físico de unos de los chicos, pero nada de miradas, de cruces de manos o de triángulos de chica entre opuestos. De momento, por lo menos. La autora construye una novela de intriga y terror y huye de lo que está machacando la actual narrativa juvenil, las novelas de amor disfrazadas de novelas fantásticas donde se perpetúan todos los tópicos posibles (y pronto hablaremos de Alas como ejemplo perfecto). Es otro ejemplo donde el envoltorio nos dice una cosa y el contenido es otra muy distinta. Supongo que se debe a esa moda de envolverlo todo en portadas oscuras, medios rostros, símbolos y goticismo postromántico. Incluirlo todo en la misma amalgama para que se confunda y nada sobresalga. Todo es lo mismo. Y no, la gracia está en la diferencia y en diferenciar.

Invocación es una buena novela. Entretenida, agradable y de fácil difestión. Con un par de buenas escenas y su buena dosis de misterio y cabos sueltos para esperar la continuación. Porque sí, es el primer capítulo de una saga de cuatro. El episodio introductorio. Y espero que el resto de los capítulos se mantengan en este mismo nivel de entretenimiento, que los personajes y sus relaciones no vayan por los caminos trillados y que siga la balanza cayendo del lado del más sano, desprejuiciado y divertido fantástico. Por lo menos es lo que augura una escena final que nos puede conducir de la mano a un divertido apocalípsis y a unos cuantos muertos.

Y una última cosa, si bajáis a un sotano, encended la luz.


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